sábado, 25 de enero de 2014

Las Hetairas

Las Hetairas fueron las únicas mujeres que tuvieron algún peso en la vida social y política de Atenas,
 únicas mujeres cultas de la época. Aunque vendían (y muy caros) sus favores sexuales los intelectuales frecuentaban  abiertamente sus salones. Platón, Epicuro, Sófocles, entre otros, buscaban su compañía.







No eran una clase numerosa: principalmente extranjeras (procedían casi todas de las ciudades griegas de Asia Menor, tenían un gran renombre no tanto por su belleza como por su refinada educación y su inteligencia, que ellos reconocían como equiparable a la propia. Las heteras podían tomar parte en los simposio, y sus opiniones y creencias eran además muy respetadas por los hombres.
"Las hetairas” acompañaban a sus clientes a los lugares públicos y estos competían por conseguir a la más bella y famosa, pues su posesión era un signo de estatus indiscutible", Solían estar unidas a un solo amante durante meses e incluso años y los hombres les dedicaban atenciones que nunca hubieran soñado con brindar a sus esposas.
Pero no era solo sexo lo que las hetairas ofrecían a sus clientes. Eran cultas, algo poco habitual entre las mujeres griegas, educadas únicamente para atender las labores domésticas; eran indiscutibles árbitros de la moda; eran refinadas, sabían tocar instrumentos, hablar de política y filosofía, y, por supuesto, preparar las mejores fiestas en las que se bebía y se comía hasta la extenuación, se discutía de lo divino y lo humano, se cantaba, se escuchaba música y se dejaba vía libre a los instintos más primarios

.Mientras que las mujeres respetables usaban vestidos de lana o lino, para evitar miradas que no fueran de sus maridos , las hetarias vestían ropajes de gasa de gran transparencia y de colores azafranados. También se maquillaban con polvos blancos de aldabaya moda que sugería que una mujer con la piel blanca no tenía que trabajar ni estar expuesta al sol por necesidad. Sus peinados, como los de las mujeres de clase alta, eran complicados y llenos de postizos.

. Algunas de las hetairas más famosas llegaron a alcanzar una posición social muy elevada sobre todo en ciudades prósperas como Corinto o Atenas, tanto que el nombre de alguna de estás mujeres ha llegado hasta nuestros días, por su talento, belleza o inteligencia, el ejemplo perfecto de la fama e influencia que podían alcanzar estas mujeres se encuentra en Aspasia de Mileto.



Las mujeres de la antigua Grecia



Zeus, había creado a la mujer como un castigo al hombre. "Tenemos  a las hetairas para el placer; las concubinas para el uso diario y las esposas de nuestra misma clase para criar a los hijos y cuidar la casa", decía Demóstenes con gran pragmatismo

Los griegos pensaban que las mujeres eran por  naturaleza inferiores, más dadas a la satisfacción de los placeres que a la razón, por eso eran eternas menores, sin derechos jurídicos ni políticos, toda la vida vivían bajo la autoridad de un tutor, primero su padre, luego su marido, su hijo si era viuda o su pariente más próximo. El ideal de los hombres Griegos era el de la mujer que siempre está en casa.

Así que, en la Grecia antigua la domesticación de la mujer según las leyes era clara; las mujeres “respetables”, no tenían vida fuera de la casa; aunque su posición variaba ostensiblemente, según la clase social, el tiempo y el lugar. Las mujeres de buena familia tenían como principal papel mantener el “oikos” o casa familiar, eran confinadas en el gineceo, literalmente “la habitación de las mujeres” rodeadas de sus sirvientes y esclavos.
Además  de cocinar y cuidar de sus hijos  solían coser, cardar la lana y tejer, proveyendo a la familia de las prendas de vestir. Solo salían de casa para visitar a los vecinos, a bodas, funerales, celebraciones religiosas y eventos en los que representaban grandes papeles públicos.

En cambio las mujeres del pueblo aportaban recursos a la vida familiar vendiendo su superproducción agrícola o artesanal; aceitunas frutos y hortalizas. Eso sí, en tiempos de crisis todo el mundo se veía obligado a hacer lo posible por sobrevivir y es entonces cuando podemos ver a todo tipo de mujeres realizando algún trabajo para contribuir en la medida de lo posible al bienestar de la polis
.  Lo cierto es que la sociedad patriarcal hizo grandes esfuerzos por silenciar a la mujer, por tornarla invisible y convertirla en un ornamento del hombre, ellas mismas eran propiedad de su marido, recluidas en los Gineceos y sin relacionarse socialmente con su esposo, demasiado ocupado con sus múltiples  actividades sociales, políticas, intelectuales y lúdicas.
Esparta se hizo famosa por las libertades de que gozaron sus mujeres, pero en el resto de Grecia se imponía el ideal de sumisión femenina,  relegada a un segundo plano, condenada al silencio donde solo tenía voz el hombre, que vivía  su  vida, dominando la vida pública del foro político, el gimnasio y el simposio,

Pero Había en la Grecia clásica unas mujeres “Libres” eran…”Las Hetarias”




viernes, 24 de enero de 2014

Presentación



¡Bienvenidos a mi proyecto de blog!. No sé  si es la osadía de la ignorancia o las ganas de aprender lo que me ha metido en este galimatías, y no ya por mi falta de preparación para desarrollar un tema en profundidad, sino porque la informática, para mi mentalidad de mediados del siglo XX, es  más difícil que el idioma Griego...

Voy a hablar sobre las mujeres de la antigua Grecia, no soy feminista, (nada más lejos) pero me fascina como a través de los siglos  estás mujeres, supieron salir de esa sociedad patriarcal, sin derechos, donde servían de inspiración como meras espectadoras, a ser protagonistas de su propia historia, si bien es verdad, que aún hoy,  en nuestros días, son los hombres los que siguen dictando las leyes que nos dominan.

No pretendo que mi blog sea una maravilla, pero si disfrutar aprendiendo y haciéndolo extensible a quién me siga, así que; adéntrense conmigo en los Gineceos, contemplemos a las Hetairas, vayamos a Esparta, admiremos a las amazonas, sigamos a las mujeres que “sí” alzaron la voz…entremos en este viaje fascinante en busca de nuestra identidad como seres humanos, y dejemos volar la imaginación…Había una vez hace muchísimos años…