Las Hetairas fueron las únicas mujeres que tuvieron algún peso en la vida social y política de Atenas,
únicas mujeres cultas de la época. Aunque vendían (y muy caros) sus favores sexuales los intelectuales frecuentaban abiertamente sus salones. Platón, Epicuro, Sófocles, entre otros, buscaban su compañía.
únicas mujeres cultas de la época. Aunque vendían (y muy caros) sus favores sexuales los intelectuales frecuentaban abiertamente sus salones. Platón, Epicuro, Sófocles, entre otros, buscaban su compañía.
No eran una clase numerosa: principalmente extranjeras (procedían casi todas de las ciudades griegas de Asia Menor, tenían un gran renombre no tanto por su belleza como por su refinada educación y su inteligencia, que ellos reconocían como equiparable a la propia. Las heteras podían tomar parte en los simposio, y sus opiniones y creencias eran además muy respetadas por los hombres.
"Las
hetairas” acompañaban a sus clientes a los lugares públicos y estos competían
por conseguir a la más bella y famosa, pues su posesión era un signo de estatus
indiscutible", Solían estar unidas a un solo amante durante meses e
incluso años y los hombres les dedicaban atenciones que nunca hubieran soñado
con brindar a sus esposas.
Pero no era solo sexo lo que las
hetairas ofrecían a sus clientes. Eran cultas, algo poco habitual entre las
mujeres griegas, educadas únicamente para atender las labores domésticas; eran
indiscutibles árbitros de la moda; eran refinadas, sabían tocar instrumentos,
hablar de política y filosofía, y, por supuesto, preparar las mejores fiestas
en las que se bebía y se comía hasta la extenuación, se discutía de lo divino y
lo humano, se cantaba, se escuchaba música y se dejaba vía libre a los
instintos más primarios
.Mientras que las mujeres
respetables usaban vestidos de lana o lino, para evitar miradas que no fueran
de sus maridos , las hetarias vestían ropajes de gasa de gran transparencia y
de colores azafranados. También se maquillaban con polvos blancos de aldabaya moda
que sugería que una mujer con la piel blanca no tenía que trabajar ni estar
expuesta al sol por necesidad. Sus peinados, como los de las mujeres de clase
alta, eran complicados y llenos de postizos.
. Algunas de las hetairas más
famosas llegaron a alcanzar una posición social muy elevada sobre todo en
ciudades prósperas como Corinto o Atenas, tanto que el nombre de alguna de
estás mujeres ha llegado hasta nuestros días, por su talento, belleza o
inteligencia, el ejemplo perfecto de la fama e influencia que podían alcanzar
estas mujeres se encuentra en Aspasia de Mileto.